jueves, 23 de octubre de 2008

Neoplasia Encefálica en perros y gatos

Las neoplasias cerebrales o encefálicas pueden clasificarse de varias formas. Según su origen se pueden clasificar en primarias y secundarias (metastásicas). También se clasifican según ubicación anatómica en supratentoriales e infratentoriales (sobre y bajo el tentorio, respectivamente). Según la forma, pueden clasificarse en redondeados, amorfos o de base ancha (meningiomas). Otra clasificación involucra si estan fuera del parénquima cerebral o dentro de él. Es así que se pueden clasificar además respectivamente en epiaxiales o intra axiales.

La edad y la raza son sin duda 2 variables importantes en la Etiopatogenia de las neoplasias. Las razas más afectadas involucran al Boxer, Setter Irlandés, Doberman, Golden y Labradores Retriever, Collies, Schnauzer y Airdale. La edad promedio de presentación es de 5 a 6 años, teniendo un rango atareo entre los 4 y 13 años (Beagly et all, 1999).

Dentro de los tumores primarios, los gliomas suelen ser los más frecuentes en nuestro país. Si bien tenemos una muy poca casuística de neoplasias cerebrales, aproximadamente de 10 a 12 casos, todos a excepción de uno, fueron gliomas. La literatura mundial menciona al meningioma como el principal tumor cerebral, sobre todo en gatos.

Los tumores primarios se clasifican en gliomas (astrocitomas, oligodendrogliomas, oligoastrocitomas y glioblastoma), en ependimomas, tumores de plexo coroídeo (carcinomas y papilomas), germinomas (teratomas), melanomas primarios del sistema nervioso central y tumores hipofisiarios. Los tumores secundarios o metástasis pueden ser regionales por invasión próxima, como en el caso de los adenocarcinomas nasales, osteo sarcomas, condromas o cóndor sarcomas y los de mayor distancia como linfomas, melanomas, adenocarcinomas, hemangiosarcomas y en casos muy extraños, los mesoteliomas.

Signos neurológicos

Los signos clínicos asociados a las neoplasias cerebrales, dependen muchísimo del lugar donde se estén desarrollando. La región más afectada es la corteza frontal, parietal y temporal. Por ende, los signos obedecen al sindrome cortical, teniendo como signos comunes, las convulsiones que generalmente se expresan como parciales o parciales con generalización secundaria. En neoplasias frontales unilaterales se puede evidenciar pérdida contra lateral de la reacción de la amenaza, pleurotótono ipsilateral y torneo ipsilateral. Además, son pacientes desorientados, con marcha compulsiva y trastornos conductuales.

Si la neoplasia esta ubicada en la corteza parietal, los pacientes demuestra deficiencia propioceptiva contra lateral en los miembros toráxicos y pélvicos. Ellos en la marcha evidencian por esta causa, ataxia o más bien, hemiataxia contra lateral. Si la lesión es temporal, los pacientes afectados pueden padecer de trastornos conductuales como agresividad (meningiomas en gatos), sumisión, vocalización continua, delirio, y ceguera en aquellos casos en que las neoplasias tengan un compromiso de quiasma óptico. (Si estan ubicados ventro mediales).

Los ependimomas y tumores de plexo coroídeo (papilomas y carcinomas), suelen ubicarse próximos o dentro respectivamente, de los ventrículos y acueductos cerebrales. La particularidad de este tipo de neoplasia es que son muy vascularizados y pueden evidenciarse con gran captación de contraste en tomografía o en resonancia magnética. Los signos inducidos obedecen a la presencia de hidrocefalia generalmente obstructiva (no comunicantes). Ellas adquieren la particularidad de ser asimétricas. Los tumores de plexo coroídeo pueden evidenciarse en áreas basales del encéfalo cuando se exploran por neuroimágenes.

Si la localización es cerebelar, los signos que caracterizan esta neurolocalización son inclinación de la cabeza ipsilateral (núcleo floculo nodular del cerebelo), hipermetría ipsilateral al tumor (lesión de vermis cerebelar) y pérdida de la modulación extensora del lado de la lesión del vermis, observándose tendencia a la espasticidad ipsilateral. Si los hemisferios cerebelares se encuentran afectados, los pacientes demostrarán ataxia ipsilateral por deficiencia de la propiocepción inconsciente y tremor de intención de la cabeza. Cabe destacar que las neoplasias cerebelares suelen no comprometer el estado de conciencia como lo observado en neoplasias corticales y de tronco encefálico.

Sin duda que los signos neurológicos van acompañados de signos paraneoplásicos clásicos, como son la anorexia, la disminución de peso progresiva y algunos cambios en los parámetros normales sanguíneos observados en el hemograma y perfil bioquímico de rutina de estos pacientes.

Ellos pueden demostrar leucocitosis con neutrofilia, anemia microcitica normocrómica en aquellos casos de sangramiento crónico.



Neoplasia cortical temporal basal (glioma) en canino


Neoplasia cerebelar epiaxial circular (glioma) en canino


Neoplasia cortical frontal derecha (glioma) en canino


Neoplasia de plexo coroídeo en felino

Producto de su constante crecimiento, las neoplasias intracraneanas pueden desarrollar signos de incremento de la presión intracraneana. Este factor es de suma importancia, debido a que incide directamente en la signología del paciente con neoplasia cerebral. Por este motivo, estos pacientes pueden cursar con miosis bilateral, hipertensión arterial y bradicardia en estados más avanzados. Otro efecto muy importante en el tejido encefálico, es la presencia de edema cerebral, de origen citotóxico y vasogénico. Edema, que generalmente se puede evidenciar y precisar en las neuroimágenes de tomografía en donde se observan áreas hipodensas de contornos no definidos, generalmente acompañando a las lesiones tumorales. Las neoplasias pueden adicionalmente en estados más avanzados, inducir efectos de masa que también pueden vislumbrarse en tomografía. Se pueden ver en varios casos, desplazamientos laterales del falx cerebral, evento que se observa claramente en los cortes transversales y dorsales del encéfalo.

Derecho Izquierdo

Vista dorsal en donde se observa el desplazamiento
del falx cerebral hacia izquierda.


Tratamiento

El tratamiento de las neoplasias cerebrales requiere del análisis de varios factores y variables. Podríamos enumerarlas en:

Localización del tumor
Único o múltiple
Condiciones clínicas del paciente
Factibilidad técnica, adiestramiento profesional
Conversación con el propietario respecto a mejorar calidad de vida versus eutanasia.
Factor económico.

Sin duda que la elección del tratamiento debe sustentarse en el análisis profundo de estas variables antes enumeradas.

El mejor candidato a la extracción quirúrgica de un tumor cerebral es aquel que posee un tumor único, epiaxial, y con la autorización firmada del propietario que accede para mejorar la calidad de vida de su mascota. Si el profesional no toma en consideración todas estas variables, lo más probable es que nunca se pueda acceder a la descompresión quirúrgica del tumor y se decida la eutanasia al paciente. En Chile hemos ya incursionado en este tipo de cirugía, obteniendo importantes logros respecto no a la curación definitiva, si no que a la mejoría sustancial de la calidad de vida de estos pacientes. El hecho de poder extraer los tumores, permite biopsiarlos para saber qué origen tienen y para escoger un pronto tratamiento quimioterápico.

Los quimioterápicos empleados en neoplasias cerebrales caninas son lomustina y carmustina. También se han utilizado metotrexato en algunas neoplasias cerebrales. Estas moléculas tienen la particularidad de poder atravesar la barrera hematoencefálica. Además pueden ser administrados por vía oral y parenteral, ayudando de esta forma al propietario en su responsabilidad de darlos.

También existen alternativas menos comunes en nuestro país como es la radioterapia y la inmunoterapia, terapias que deben en el futuro mediano implementarse en nuestros países latinoamericanos.


Abordaje Cerebelar en un canino
Craniectomía rostro tentorial donde se observa tumor (glioma)
luego de realizada una durotomia.


BIBIOGRAFÍA CONSULTADA

1.Vandevelde M: Brain tumors in domestic animals: An overview, in Proceedings.
Conference on Brain Tumors in Man and Animals. 1984.

2. Heidner GL, Kornegay JN, Page RL, et al. Analysis of survival in a retrospective study
of 86 dogs with brain tumors. J Vet Intern Med 1991;5(4), 219-226.

3. Summers BA, Cummings JF, deLahunta A. Veterinary Neuropathology. St. Louis:Mosby, 1995;351, 473.

4. Snyder JM, Shofer FS, Van Winkle TJ, et al. Canine intracranial primary neoplaisa:173 cases (1986-2003). J Vet Intern Med 2006;20:669-675.

5. Bagley RS, Gavin PR, Moore MP, et al. Clinical signs associated with brain tumors in dogs: 97 cases (1992-1997). J Am Vet Med Assoc 1999;215(6):818-819.

6. Kraft SL, Gavin PR, DeHaan C, et al. Retrospective review of 50 canine intracranial tumors evaluated by magnetic resonance imaging. J Vet Intern Med 1997;11(4):218 – 225.

1 comentario:

Unknown dijo...

gracias,
es un articulo muy bien estructurado, y aparte de aportar informacion a tener en cuenta para el clinico debe dar el impulso para cada dia mejorar la practica de nuestra carrera en nuestros paises latino americanos.

Luis Julio Moreno M.V.